Y es que paradójico es este mundo, en el que mis más cercanas amistades son gente a la que a duras penas he visto en persona, y sin embargo he compartido un sinfin de aventuras y desventuras virtuales, que les han hecho más cercanos y afines a mí, de lo que jamás, muchos de mis allegados en realidad, llegarán a ser. Desafortunadamente en el mundo material que vivimos, es dificil asimilar el valor positivo de los juegos, y el sentido de unidad que generan, el fenómeno social detrás de la pantalla.
El vídeo que pongo a continuación resume perfectamente la actitud que muchos de mis compañeros de aventuras albergan, y no puedo sino sentirme terriblemente identificado ante el análisis que hace la Doctora McGonigal sobre nuestra comunidad.
La misma conversación que mencionaba al comienzo, curiosamente acababa así:
Ella: "Yo con mi marido fui de luna de miel a Acapulco y los atardeceres eran increibles"
Yo: "Eso es porque no has visto jamás un atardecer con los dos soles de Tatooine, mientras te preparas para cazar krayts".
Jamás creo que conozca gente tan entrañable, ni vea lugares tan fascinantes, como los que los videojuegos han traido a mi vida.
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