miércoles, 22 de agosto de 2012

La magia de los videojuegos

"Las experiencias están solo en nuestra cabeza, y tienen la importancia que nosotros queremos darle", le argumentaba yo a una compañera de trabajo, que en su día a día, apenas tocaba el ordenador, para nada que no fuese trabajo. Pero era como tratar de explicarle la melodía de una sinfonía de Beethoven, a un sordo. Ella jamás podrá comprender, que de cuantos viajes he hecho en mi vida, ninguna experiencia con mi mochila, conseguirá jamás unirme tanto a personas, como el asaltar Mos Eisley con mi nuestro escuadrón de rebeldes, o derrotar por primera vez a Ragnaros con nuestra hermandad.

Y es que paradójico es este mundo, en el que mis más cercanas amistades son gente a la que a duras penas he visto en persona, y sin embargo he compartido un sinfin de aventuras y desventuras virtuales, que les han hecho más cercanos y afines a mí, de lo que jamás, muchos de mis allegados en realidad, llegarán a ser. Desafortunadamente en el mundo material que vivimos, es dificil asimilar el valor positivo de los juegos, y el sentido de unidad que generan, el fenómeno social detrás de la pantalla.

El vídeo que pongo a continuación resume perfectamente la actitud que muchos de mis compañeros de aventuras albergan, y no puedo sino sentirme terriblemente identificado ante el análisis que hace la Doctora McGonigal sobre nuestra comunidad.




La misma conversación que mencionaba al comienzo, curiosamente acababa así:

Ella: "Yo con mi marido fui de luna de miel a Acapulco y los atardeceres eran increibles"
Yo: "Eso es porque no has visto jamás un atardecer con los dos soles de Tatooine, mientras te preparas para cazar krayts".

Jamás creo que conozca gente tan entrañable, ni vea lugares tan fascinantes, como los que los videojuegos han traido a mi vida.


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